martes, 2 de febrero de 2010

DIA 3




Nueva semana. Esta mañana los telesacos aún estaban en la calle. Y ahí seguían cuando volví a mediodia, junto con la coleccion de puertas, marcos y demás maderas apoyadas contra el muro de mi edificio. Por si faltaba algo llegó el camión grua con el primer cargamento de material. Cuando me asomé a verlo casi me caigo: ¿Donde van a meter esos pedazos de placa de Pladur, si cada uno es tan grande como el cuadro de Las Meninas?¿y esos rollos de aislante?. La grúa descargó, dejo el Pladur en medio de la calle, y se largó con viento fresco son sin ante dejar "como quien no quiere la cosa" una placa de ducha en uno de mis telesacos (que por cierto, ahora eran tres).
No se como, pero el cargamento se instalo en en salón de casa, en la escalera, en el descansillo del ascensor...

Esta era la situación a mediodia: menos mal que vino mi gran amigo Paco, me dió unas cuantas ideas y me invitó a comer, en tanto que mi vecino Fer admitió en su casa dos sacos de libros y alguna que otra cosilla más ¡eres cojonudo, tio Fer!. Cuando volví del trabajo el piso estaba vacío, casi tan vacío cmo mi cuenta del banco, ya que acababa de hacer la segunda transferencia que completaba el primer plazo. Habia perfiles puestos en las paredes, la obra marchaba segun el plan previsto.
Estaba reventado y ¡pobre ingenuo! pensé irme ala cama temprano, pero observen, observen como estaba mi habitación:
Dos horas y media después, había logrado hacerme un hueco y me dormí tan profundamente que lo único que recuerdo el el pitito del puñetero inmencionabla a las siete en punto.

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